Nat Nonsanti - Artista contemporánea
Me veo niña. Estoy sentada en un banco de la primera fila. El polvo de la tiza blanca encanece el cabello azabache de la maestra. Y aunque es verano, me imagino la nieve acariciando mi rostro. Me la imagino, porque recién entrados mi cuarenta años, sus copos me encontraron, por primera vez, una noche caminando en Nueva York. La nieve moja de forma más contundente pero menos lúcida que la lluvia en verano, como la que se desató aquella mañana en la escuela. No se trató de una lluvia intensa. Fue una especie de chaparrón aislado. No me mojó, pero me pellizcó. Fue raro. El sol brillaba solito en el patio del colegio. Las nubes eran telarañas, parecían encajes tejidos al croché. Entonces dejé la nieve, el chaparrón y volví a aquel salón.
La seño, como cariñosamente le decimos en Argentina a la maestra, había escrito en el pizarrón los primeros versos de la Canción para bañar la luna, de María Elena Wash:
Ya la luna baja en camisón
a bañarse en un charquito
con jabón...
Volví a sentir el pellizco. Levanté la mano y pregunté:
-Seño, Seño... ¿Por qué la luna no se baña con la lluvia?
La seño me sonrió pero no me contestó y siguió escribiendo en el pizarrón. Desde aquel día la lucidez se marchó. Quizá yo la abandoné al dejar que me colmaran las fórmulas, las certezas científicas, las teorías abstractas. También hicieron lo suyo las reglas ajenas, los mandatos, las rigideces del deber ser, encadenando el auténtico ser. Y mientras tanto, solo me dediqué a caminar de prisa, siempre con urgencia y casi respirando por obligación.
De cuando en cuando, el pellizco me sorprendía. Parecía que me visitaba fugazmente, al re-conocer-me en los ojos de mis hijos o al tomar la mano, siempre tendida, de mi esposo. Efímero. El pellizco era efímero. Hasta que un día el pellizco dejó de doler y me abrazó. Me respiré, me vivifiqué entre los versos de estos poemas. Ellos se presentaron ante mí, amorfos, diluídos, casi susurrando. Y comenzaron a fluir, a hablarme, a acariciarme.
Mis desplazamientos académicos, profesionales y personales han sido predominantemente en las ciencias sociales y en las artes audiovisuales. Soy politóloga y cineasta. Me he dedicado a trabajar desde el arte con enfoque en Derechos Humanos para infancias y juventudes vulneradas en América Latina. Y a causa de una pausa en esta labor, por el dolor que mis ojos y mi cuerpo absorbieron, encontré en la escritura de la poesía la llave para embeber un respiro a la vez. Me animé y aquí estoy: porque la lucidez languidece de certezas y resplandece cuando el pellizco del arte nos abraza.
Con Cariño, Nat.
Formación Interdisciplinaria
Graduada en Ciencia Política, Universidad de Buenos Aires.
Magister en Diseño de la Información, Universidad Anáhuac, México.
Doctorando en Estudios Transdisciplinarios de la Comunicación y la Cultura, ICONOS, México.
Estudios en artes visuales, Centro de Estudios Cinematográficos Coyoacán, México.
Diplomado en Storytelling, Universidad Panamericana, México.
Diplomado en Cine Documental, CENTRO, México.
Estudiante de Psicología Social, ESPSyC, Buenos Aires.
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